Un ferrocarril 'de vértigo' en los Alpes Suizos

Marta González. 17/10/2011

Llegar a la cima de la cordillera alpina está al alcance de muy pocos; pero ascender  a 3.000 metros de altura y contemplar desde ahí la belleza del paisaje, ahora es posible. Esta semana en Eurídice nos montamos en ferrocarril para bajarnos en la estación del Jungfrau. ¡Acompáñanos!

Esta región se sitúa en el centro de Suiza, al este de Berna, la capital del país. Se trata de una zona que presenta altos sistemas montañosos y estrechos valles al sur; y en el centro, dos grandes lagos: el Thun y el Brienz, separados por la ciudad de Interlaken (entre lagos en castellano).

Jungfrau es un lugar que conserva, a pesar del asentamiento humano, su bravura y virginidad debido a su naturaleza silvestre. El paisaje nos ofrece desde escarpados macizos montañosos que alcanzan los cuatro mil metros de altura; hasta prados y bosques decorados con vacas, que pastan tranquilamente entre los muchos riachuelos que descienden por las empinadas laderas. 
Enormes cascadas, glaciares, y hermosos pueblos anclados entre valles, son algunos de los grandes atractivos de la zona.

Glaciar Aletsch.

Al sur de esta región, encontramos el Gran Glaciar Aletsch, que con 27 mil millones de toneladas de hielo, da lugar al ventisquero más largo y de mayor tamaño de toda Europa: casi 24 kilómetros, y un área de 118km². Se trata además del hábitat perfecto para animales y plantas poco conocidas como el pino cembro que sobrevive a 2000 metros de altura.

Sin embargo, el gran atractivo turístico del área de Jungfrau es la estación de ferrocarril que lleva su mismo nombre: El ferrocarril del Jungfrau. La línea ferroviaria que consta de unos 40 kilómetros de longitud,  fue construida por la empresa Jungfrau Bahn (en inglés) e inagurada en 1912. El trayecto comienza en la ciudad de Interlaken, y finaliza en la estación de Jungfraujoch, también conocida como “Top of Europe”, por ser la más alta del continente europeo.

"Top of Europe"

Desde los casi 3500 metros de altura a los que se encuentra la estación, se puede sentir el frío glaciar, contemplar las nevadas cumbres de los Alpes, o incluso ‘tocar el cielo’. Si todavía esto no supone suficiente adrenalina, podemos subir 117 metros más en apenas 25 segundos gracias a un ascensor que nos permite alcanzar el centro de investigación y la terraza panorámica de Sphinx. Sin duda un regalo para nuestros ojos, que deberán ir, eso sí, protegidos del sol y del viento de las cumbres alpinas.

¿Sabías que… en el Jungfrau se practica una cultura ecológica? Gracias al sistema de auto-suministro de energía y a la apuesta por el reciclaje, toda su naturaleza es compatible con una tecnología que nos permite atravesar sus montes y valles. Es el mejor ejemplo de cómo el desarrollo sostenible es posible, incluso en los lugares más recónditos e insospechados.