Milán en 12 horas

Marta González. 16/12/2011

Una enorme fila de pasajeros abarrota la puerta de embarque del vuelo SR5932 destino Milán. Son las seis de la mañana de un jueves 15 de Diciembre. En un viaje relámpago a la ciudad de la moda italiana, alguno de estos viajeros estará en doce horas pisando de nuevo suelo español. Algunos lo llaman turismo exprés, pero ver Milán en menos de un día, es posible, y sobre todo muy barato. ¡Atrévete!

El pequeño pero caótico aeropuerto milanés de Bergamo confirma que las distancias no son tan grandes: españoles e italianos comparten sangre caliente, incluso aunque el termómetro marque dos grados bajo cero. Si no fuera porque los semáforos son amarillos y ninguna de las señales de tráfico indica la M30, el atasco de dos horas que se forma a pocos kilómetros de la entrada de la ciudad nada tendría que envidiar a los de la Gran Vía Madrileña. Son las diez de la mañana. Quedan ocho horas.

'Il Duomo'

Milán lleva escrita en la frente la palabra ‘moda’. Como si de un gigantesco centro comercial se tratase, turistas venidos de todo el mundo aprovechan para visitar los establecimientos de algunas de las marcas más prestigiosas: Gucci, Dolce and Gabana, Versace o Prada, entre otros. Pero esta ciudad tiene mucho que ofrecer. Sus calles empedradas parecen sacadas de una película española de los años 60, con tranvía incluido, pero en color. Cada una de sus estaciones descubre un pequeño rincón de la cultura, la gastronomía y la sociedad milanesa: edificios elegantes; restaurantes con ‘forno di pietra’ que se apilan en las calles; turistas cargados de bolsas; y unas nubes grises que se aguanta con fuerza las ganas de llorar.

La multitud se agolpa y convierte la entrada a ‘Il Duomo’ en todo un reto. La larga hilera de personas que aguardan ante el ascensor no deja lugar a dudas: tocar el cielo de Milán merece la pena, las vistas desde lo alto del edificio, también. La catedral milanesa habla por sí misma. Majestuosa, imperial, abrumadora. Es la una del mediodía. Quedan cinco horas.

Galeria Vittorio Emanuele.

Muy cerquita de allí, la Galería Vittorio Emanuele resguarda bajo su techo de vidrio los comercios más exquisitos de la ciudad, y no sólo por las tiendas de lujo, sino por las cafeterías y restaurantes que ofrecen típicos productos italianos, aunque eso sí, a precios poco asequibles. Comer en el ‘Salón de Milán’ puede costar 22 euros, tomarse un café unos seis. Y si alguien se queda con ganas de postre, ver la Plaza de la Scala bajo la lluvia es una imagen dulce, a la vez que refrescante. Son las tres de la tarde. Quedan tres horas.

Para aprovechar una buena tarde en Milán, lo mejor es una intensa jornada de compras. Si el bolsillo no está para gastos extras, un simple paseo para admirar los vistosos escaparates en el ‘Quadrilátero d´Oro’ puede ser el plan B. Pero antes de coger de nuevo el autobús al aeropuerto, queda una hora para recorrer cada uno de los tres pisos de Abercrombie & Fitch Milano (en inglés). Recién abierto el establecimiento también en Madrid, Abercrombie & Fitch es una de las atracciones turísticas de la ciudad italiana. Un elenco de guapísimas modelos (ellas), y sensuales hombres ligeritos de ropa (ellos), reciben cada día a miles de ciudadanos con una sonrisa que parece sacada de un anuncio de Colgate. Una foto de recuerdo al entrar, y una atención minuciosa sobre cada cliente, son el secreto del éxito de estos chicos y chicas convertidos en dependientes y cajeros improvisados.

El trayecto de vuelta se convierte en una siesta previa a otras doce horas de sueño profundo, antes de afrontar un nuevo día lectivo. Ha sido intenso, pero diferente. Demostrado, Milán en doce horas: ‘Imposible is nothing’. Son las diez de la noche.

Vídeo: Reportaje turístico, conoce Milán
Duración: 4.54 minutos